jueves, 14 de mayo de 2015

Pataki: Yemaya y Shango

Yemayá era la madre de crianza de Shangó. Un día ella fue al fondo del mar para atender sus asuntos y pasó mucho tiempo sin que nadie la viera.
Yemaya estaba allá en lo hondo ordenando su mundo de caracolas y peces, pero extrañaba la tierra.
Un día oyó de pronto, el sonar de los tambores que llamaban al wemilere. Entonces sintió un gran deseo de volver al mundo de los hombres y, vistiendo sus mejores galas de azul, subió a la tierra y fue a bailar. Se veía tan hermosa que Shangó -Rey De Los Atabales- no la reconoció y esa noche tocó, cantó y bailó para ella, requiriéndola de amores.

Yemayá lo escuchó y decidió darle el escarmiento que se merecía. Con voz dulce lo invitó a visitar su ilé. Shangó, fascinado, fue con ella y, al llegar a la orilla del mar, se detuvo asustado y confesó que no sabía nadar, pero Yemayá le aseguró que no tenía nada que temer. El mozo, cautivado por la belleza de la dueña del mar aceptó seguirla. En medio del mar, Yemayá saltó del bote y, usando su poder sobre las aguas, las hizo hervir y las convirtió en remolinos.
Shangó cayó del bote y Yemayá contempló fríamente, sorda a sus súplicas de ayuda, cómo Shangó luchaba por no ahogarse. Cuando casi estaba a punto de perecer, ella se elevó por encima de las aguas, se reveló con toda su grandeza y le dijo:
¡Ahora me conoces.! ¡Respétame! ¡Que yo soy tu iyare! Shangó, entonces, pidió perdón y ella lo salvó aquietando las olas del mar.
*******O Mio Yemaya*******